Carla Echeverría
Esta lectura nos muestra la vida de una mujer llamada Teresa Urrea, nacida en Ocoroni, Sinaloa; el 15 de octubre de 1873. Teresa, hija de Cayetana Chávez y Tomás Urrea, la primera una indígena y él un hacendado. Teresa era el producto de una relación pasajera, quedado así como un fruto ilegitimo de Tomás Urrea, una situación tan común en esa época. Por cuestiones de inconformidad con el gobierno de Porfirio Díaz, Tomas Urrea emigra al estado de Sonora y por su parte Teresa y su madre se refugiaron en una ranchería en Aquihuiquichi, con la hermana mayor de ésta llamada Tula.
La vida para Teresa era nefasta al estar rodeada de un tío borracho, una tía gruñona y una madre desmesurada para parir, generando en ella no sólo el deseo de ser hombre sino de ser como su padre. Para 1888, cuando su madre la abandono la vida de ella dio un cambio radical, ya que Tomás decide reconocerla como hija dándole su apellido y llevándosela con él al Rancho de San Antonio de Cabora. Aquí, aprendió de una vieja curandera llamada Huila secretos de curación, dejando atrás una vida de machismo y sumisión que le había sido impuesta por su madre y tía.
Poco tiempo después, Teresa participo en un parto difícil salvando a la madre y al bebé, con un milagro, dándose así a conocer con los habitantes del rancho. Más tarde sufrió un ataque cataléptico, que provoco la dieran por muerta. Ya en el velorio, a media noche Teresa despierta, creando asombro entre las mujeres que la rodeaban haciéndoles decir que era en milagro. De aquí en adelante comenzaron los milagros logrando que la gente empezara a venerarla llamándola la Santa niña de Cabora.
Teresa, fue adquiriendo día con día más popularidad y haciéndose poseedora de un gran fanatismo que arrojaba ya miles de peregrinos. Teresa, era para el pueblo un símbolo de amor, justicia y esperanza, como consuelo para poder soportar la enorme odisea porfiriana que lo sometía abruptamente a su voluntad. De 1890 a 1892, surgieron tres hechos clave para que el orden eclesiástico y el gobierno de Porfirio Díaz lanzaran su mirada al estado de Sonora los cuales fueron: el “auge de los santos”, “la rebelión de Tomóchic” y el levantamiento de los pacíficos mayos en San Ignacio y Navojoa. De los cuales Teresa la Santa de Cabora era protagonista e inspiración para todos los rebeldes. Por estos hechos fue exiliada del país junto a su padre. El gobierno de Porfirio Díaz se justificaba tachándolos de “indeseables para el bienestar público, la paz y el progreso del país”.
De todo lo mencionado podemos reflexionar, la importancia de esta mujer la bien bautizada Santa de Cabora, que más que una curandera para el pueblo fue una fuente de inspiración, consuelo y esperanza que le permitía luchar no sólo contra el gobierno Porfirista y la Iglesia sino también contra la pobreza. El tiempo y las experiencias, nos han enseñado que cuando se vive en la miseria la gente busca desesperadamente algo o alguien en quien creer y poner sus esperanzas para poder sobrevivir en esa situación. Es por eso, que los mitos y leyendas siempre serán de gran importancia y muchas veces sinónimos de motivación para el pueblo mexicano.
Referencia.
José Manuel Valenzuela Arce (coord.)(2000) Entre la magia y la historia. Tradiciones, mitos y leyendas de la frontera. Tijuana, El Colegio de la Frontera Norte, plaza y Valdés.
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